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Participación Latinoamericana en el Hellfest: Un Sueño Hecho Realidad x MetalEnTuIdioma

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Hay sueños que, en ciertos momentos de nuestras vidas, parecen lejanos o inalcanzables. Sin embargo, la rueda de la vida gira todos los días y debemos estar preparados para lo que nos depare el futuro.

Antes de nada, queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a los organizadores de este glorioso festival y por la oportunidad de fortalecer la presencia de Latinoamérica.

Este año, hemos recibido la grata sorpresa de ser parte de la 17ª edición del Hellfest en Clisson, Francia. Como representantes del movimiento metalero en Latinoamérica, estamos emocionados de compartir contigo cada detalle de esta experiencia.

La mayoría de nosotros, los metaleros, crecimos admirando los colosales festivales de música extrema como Wacken, Ozzfest o Rock in Rio. Sin duda, atesoramos con cariño ese primer contacto con una banda que descubrimos en un DVD, soñando con estar en ese momento y lugar, y quizá formar parte de ese fragmento de historia.

Para nosotros, ese sueño se hizo realidad. Pasar de “Esperamos un día estar allí” a “En los próximos días estaremos allí” fue como un balde de agua fría. Incrédulos ante lo que estaba ocurriendo, simplemente no podíamos asimilarlo.

Como mencionamos en nuestra nota anterior, tan pronto como recibimos la invitación, no perdimos ni un segundo en organizarnos. Con menos de tres meses para el evento, la logística y los recursos tenían que ser exactos y precisos para lograr una cobertura digna para ustedes, nuestra querida resistencia.

Llegó el tan esperado día. Saliendo de la Ciudad de México durante la noche, nuestras expectativas eran estratosféricas. Estábamos preparados y listos para lo que viniera (y vaya que lo necesitaríamos). Partimos sin mirar atrás hacia una ciudad completamente nueva, a miles de kilómetros de nuestra comunidad y seres queridos, pero con una emoción que trascendía dimensiones y que era nuestro combustible para seguir adelante.

No vamos a mentir, fue todo un lío cuando llegamos. Transportar equipos y todo lo necesario para el camping no es tarea fácil, especialmente en nuestra primera visita a Francia. Estuvimos a punto de perder nuestra maleta documentada, que contenía lo que sería nuestra morada durante cuatro días en tan bello país.

Originalmente arribamos a París. La idea era terminar de preparar todo, descansar un poco del viaje y adaptarnos al cambio de los próximos diez días que duraría nuestra estancia. Llegamos a Nation, una zona de París bastante bien conectada y, definitivamente, una de las mejores opciones antes de llegar a la Rock City de Clisson.

Lo primero que notamos y amamos fue la duración del día. En Francia, empieza a anochecer en esta temporada después de las 10 PM, lo que te da la oportunidad de aprovechar al máximo la luz del día. Aunque muchas tiendas cierran alrededor de las 6 PM, el ambiente en las calles no tiene fin. Encontrarás bares y pubs abiertos y con bastante aforo, incluso un martes por la noche a las 11 PM. (¡La fiesta nunca termina!)

Después de recargar nuestras baterías al 100% y hacer el mini tour reglamentario por los icónicos monumentos históricos de París, partimos hacia Nantes durante la noche del miércoles. ¿Por qué a Nantes? Porque es la ciudad que conecta París con Clisson, la espectacular ciudad medieval donde se desarrolla el festival.

Algo que debes tener en cuenta es que Nantes está a unas cuatro horas de distancia de París. Aunque tiene su propio aeropuerto, te recomendamos enormemente llegar primero a París y luego viajar en tren, avión o autobús a Nantes. El tiempo de viaje varía según el transporte que elijas, pero en el camino seguramente te encontrarás con muchos camaradas.

Debido a que el autobús es más económico y buscábamos aprovechar las horas de sueño durante el trayecto, optamos por este medio de transporte. Llegamos a Nantes al amanecer y tomamos el tranvía hacia la estación de tren, donde sale un tren hacia Clisson (aproximadamente un viaje de 20 minutos).

Al llegar a Clisson, la estación te recibe adecuadamente para la ocasión. En ese momento, sabes que has llegado a lo que será tu hogar durante los próximos cuatro días

La estación es pequeña y no tendrás problemas para salir. Inmediatamente afuera, hay indicaciones de cómo llegar al festival a pie o en transporte, el cual sale constantemente y cuesta 3 euros.

A pesar de que cargábamos la casa de campaña y todo el equipo, y estábamos ciertamente cansados, decidimos no perdernos el mítico amanecer en Clisson y llegar al festival a pie. Valió completamente la pena, pues durante el trayecto puedes admirar la arquitectura con toques medievales, el famoso castillo de Clisson e incluso la iglesia, durante todo el camino encontraras indicaciones para llegar a la entrada del festival.

Son 30 minutos caminando que se sienten como cinco, debido a lo interesante del recorrido.

Algo que notamos es que los habitantes de la ciudad están completamente sincronizados con el festival. Las aceras están adaptadas para el paso peatonal e incluso hay medidas de seguridad para evitar cualquier incidente de tránsito.

Sabes que estás en el Hellfest cuando la icónica glorieta con la guitarra te da la bienvenida.

Llegamos a las 7:30 AM, lo cual resultó ser demasiado temprano, por lo que nos tocó esperar hasta las 9:00 AM para el acceso. Sin embargo, el tiempo pasó rápido y sin problemas. El equipo del festival siempre se mostró muy amable, a pesar de nuestra desorientación con respecto al registro. Agradecemos su paciencia y las facilidades que nos brindaron para hacer que esta cobertura fuera gloriosa.

Finalmente, entramos al festival y lo primero que hicimos fue buscar el área de camping. Sí, nos quedamos en camping. ¿Por qué? Porque de lo contrario no se vive la experiencia completa, y más adelante les contaremos por qué.

Al llegar al camping, vimos hectáreas completas llenas de casas de campaña y carpas. Lo primero que pensamos fue que debíamos haber llegado un día antes, pero después de caminar durante una hora encontramos un lugar bastante cómodo, inusualmente vacío, junto a una carpa con un letrero que decía “Macumba”. Nuestro instinto LATAM nos alertaba sobre lo que podría ocurrir ahí por la noche, pero no nos importó y logramos instalar nuestra tienda.

Nos alistamos para comenzar a explorar la zona. Era casi mediodía y el calor era abrazador; cabe mencionar que en México también hace calor, pero la sensación térmica aquí era mayor e insoportable dentro de la casa de campaña, así que debías salir y disfrutar del Hellfest.

Lamentablemente, en LATAM, dejar tu casa de campaña desprotegida es impensable y te causaría bastante remordimiento. Pero déjame decirte que aquí es bastante seguro. Dejamos equipos, baterías, ¡de todo!, y durante los cuatro días, afortunadamente, no nos ocurrió nada. ¿Piensas que con un candado en tu casa de campaña será más seguro? No, no lo será. Debes confiar en los camaradas que tienes a tu alrededor, confiar en tu tribu, la cual será tu familia durante tu estancia en el festival.

Una vez dentro del Hellfest, nuestra primera impresión fue: “Es absolutamente inmenso” y está perfectamente diseñado para las necesidades de un festival de su nivel.

Accesos, servicios, seguridad, organización… todo funcionaba como un reloj bien ajustado, proporcionando una sensación de seguridad donde lo único que necesitabas era concentrarte en disfrutar, festejar y pasarla bien.

El ambiente en general era bastante familiar, una comunidad multicultural de respeto y pasión. Nuestra misión era encontrar a todos los hispanohablantes que pudiéramos, y lo logramos. Encontramos camaradas de Perú, Chile, Ecuador, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Venezuela, El Salvador y hasta de la mítica Tlaxcala.

El festival es un momento de celebración, pero también de expresión. Nos encontramos con personas caracterizadas sin pena alguna, desde vikingos hasta el Beer-Bot hecho con cajas de cerveza, una locura total. Es un orgullo encontrar lugares donde las personas puedan expresar sus ocurrencias o locuras; el objetivo es pasarla bien.

La libertad de expresión no solo se limitaba a disfraces cómicos, sino también a la libertad de mostrar tu cuerpo sin críticas ni comentarios negativos. Era común ver a hombres y mujeres con vestuarios bastante sexys y atrevidos, pero algo que nos dejó boquiabiertos fue la madurez, el respeto y la ausencia de acoso hacia esa libertad de expresión. Es algo que, lamentablemente, en LATAM se tiene que seguir puliendo y trabajando.

El festival contaba con varios escenarios que no distinguían entre áreas preferenciales y generales; era un solo ente donde podías estar frente a tu artista sin ninguna restricción.

Notamos algo interesante en la audiencia europea: el deseo de estar en primera fila era bastante reducido; la mayoría prefería posiciones intermedias para disfrutar del espectáculo y del sonido en general. Esto nos llamó mucho la atención, ya que literalmente podías estar en la primera fila si lo deseabas, siempre y cuando respetaras el espacio de los demás y no confundieras un espacio vacío con un “Wall of Death” ¡ja, ja!

Las presentaciones se desarrollaron sin contratiempos, con un audio muy bien trabajado, sonorizado y de alta fidelidad. Se logró un efecto de aislamiento acústico en los escenarios más pequeños como Altar o Temple, mientras que los escenarios principales llenaban todo el lugar con decibeles sin que se sintiera mal audio o acústica deficiente. No habíamos escuchado un sistema de audio tan impresionante desde el Estadium Tour de Rammstein.

Te compartimos algunos momentos clave del primer día, capturados por el equipo de MetalEnTuIdioma.

El primer día, nos alimentamos básicamente de los famosos “Hell Dogs” y cerveza, pero sabíamos que no podríamos sobrevivir así para siempre, así que necesitábamos encontrar otras opciones para el segundo día.

Sobrevivimos al primer día del Hellfest con un par de ampollas, pero con una sonrisa en nuestro rostro que difícilmente se puede comparar. Estábamos agotados; recuerdo que eran las 2 AM y la fiesta seguía afuera, pero no podíamos ni movernos. Quedamos paralizados y cuando despertamos eran las 8 AM del día siguiente. El sol sofocante nos despertó en busca de jugo de naranja o agua, pero lamentablemente estábamos cortos de provisiones.

El día 2, lo primero que hicimos fue asearnos. Habíamos escuchado los relatos de terror sobre las filas para las duchas y los baños, pero aquí te vamos a contar la verdad sobre todo eso.

Creemos que todos esos relatos están muy exagerados… Empecemos por los baños. Si bien suelen ser el talón de Aquiles en la mayoría de los festivales, en el Hellfest abordaron el problema de manera magistral. No lo decimos por halagar, pero realmente destacaron en este aspecto.

Había varios tipos de baños, desde los tradicionales remolques con sanitarios incorporados, bastante decentes y funcionales, hasta los baños ecológicos que funcionaban completamente sin agua, donde solo esparcías una fórmula tipo aserrín al final. No olían mal en absoluto, siempre estaban limpios y había papel disponible. Además, era bastante rápido pasar por ellos, aunque esto dependía mucho del horario. Si buscabas un espacio temprano o durante la noche, era un éxito asegurado.

Lo que nos sorprendió fue cómo abordaron el desafío de la ingesta excesiva de cerveza y la necesidad de ir al baño constantemente: utilizaron urinarios expuestos. Sí, no había puertas ni divisiones; era simplemente “¡Necesito ir al baño! ¡Un momento!” y listo. Esto sin duda contribuyó a mantener la higiene en el festival y a evitar las típicas colas en los baños azules, ya que estos urinarios estaban instalados en prácticamente todos los rincones del festival. Nuevamente, queremos enfatizar esta cultura de respeto y mentalidad abierta hacia este tipo de soluciones, que al final benefician a todos los asistentes.

Ahora bien, aligerando nuestra carga, buscamos las míticas regaderas, disponibles por un único pago de recuperación de 6 euros durante todo el festival. Sí, había fila, pero no era exagerada. Teníamos dos opciones para asearnos: regaderas individuales y las poderosas regaderas comunitarias. Ambas opciones eran completamente mixtas y sin pudor, algo que definitivamente nos sorprendió, ya que en LATAM no es común por diferentes motivos. Era increíble ver cómo hombres y mujeres se bañaban frente a frente, una mentalidad bastante moderna que aplaudir en estos tiempos.

Nosotros optamos por las regaderas individuales. Eran cubículos con una cortina de tela y una regadera con suministro de agua mediante cadena, con agua caliente y bastante amplias. No te cronometraban el tiempo, podías asearte a tu ritmo, pero cambiarse era un lío debido al piso mojado. Te recomendamos llevar unos shorts de playa para facilitar el ritual de cambiarte en tu casa de campaña. Para el aseo dental, también había fregaderos comunitarios amplios y limpios que permitían asearte a tu tiempo e incluso rasurarte.

Es importante mencionar que no vendían ningún tipo de jabón ni accesorios de baño, así que tenías que ser precavido y llevar los tuyos.

Una experiencia sin lugar a dudas bastante inusual comparada con nuestras prácticas habituales, ¿no creen?

Con nuestros ánimos renovados, era momento de abastecernos, ya que no teníamos nada en absoluto. Cerca de la zona, hay varias opciones para conseguir provisiones, pero la más popular entre los que acampamos es un supermercado llamado E.Leclerc, similar a Walmart o Chedraui, donde todos van a hacer la compra para el camping.

Nuestra lista era sencilla: necesitábamos papitas, agua, Coca-Cola y un par de hieleras para mantener todo fresco. Como opción económica pero deliciosa, dentro del supermercado tenían la clásica opción de comida por peso, lo cual nos cayó de maravilla. Además de probar algunos alimentos típicos de la zona, pudimos mantenernos saludables con una barra de ensaladas y proteínas que ofrecían. Gastar alrededor de 10 euros por comida nos pareció espectacular, y aunque por la tarde disfrutamos de la variedad de la zona de comida del festival, esta combinación nos mantuvo fuertes para todo lo que nos esperaba en el segundo día del Hellfest.

Debemos admitir que el segundo día encontramos menos gente que al inicio del festival, quizás porque muchos esperaban la presentación de Metallica o por ser un día laborable complicado. Aun así, el ambiente no decaía y el festival seguía acelerando nuestros latidos de emoción ante los actos legendarios programados para ese viernes.

Teníamos curiosidad por visitar “The Sanctuary”, una edificación imponente e impresionante que nos llamaba poderosamente la atención.

Nuestro objetivo era conseguir camisetas, gorras e incluso un par de marionetas ¡y lo logramos! Aunque la fila parecía interminable, después de exactamente 30 minutos conseguimos comprar merchandising oficial. El proceso fue bastante rápido, ya que antes de llegar al mostrador, podías anotar lo que querías comprar en un mini catálogo que te entregaban para agilizar el proceso.

Al fondo, detrás del personal que te ayudaba con las compras, podías ver el stock disponible y las tallas.

Es importante mencionar que solo aceptaban pagos Cashless, lo cual ayudaba a que la fila avanzara más rápido. La mercancía era de excelente calidad, con algodón suave y bien confeccionada. Nos hubiera encantado tener una etiqueta con el logo del Hellfest en la camiseta, pero aun así estamos muy contentos con nuestras compras, que por cierto tenian un precio bastante accesible, en promedio 25 euros por playera.

Ya equipados, nos lanzamos de lleno al segundo día.

El día transcurrió sin incidentes, aunque exhaustos, nos dirigimos de vuelta al área de camping, donde comenzamos a escuchar alaridos distantes, como si Clisson hubiera retrocedido en el tiempo y los guerreros de las cruzadas se hubieran transformado en metaleros sedientos de cerveza y diversión.

Encontramos uno de los rituales más antiguos del camping: las famosas Cruzadas con Carritos de supermercado. ¿Por qué? Por el puro gusto y el espíritu de Clisson. Cualquiera puede participar, y el objetivo es hacer que tu oponente caiga del carrito primero, con el honor y el respeto de todos los presentes como única recompensa. Te compartimos esta experiencia, cuyo final desconocemos porque a las 4 de la madrugada todo seguía en marcha.

Al día siguiente, más descansados y abastecidos, comenzamos el tercer día como auténticos campeones. A pesar de las adversas condiciones climáticas, nuestro objetivo era capturar los momentos más destacados del evento. La lluvia, un desafío constante tanto para los fotógrafos como para los festivales, no fue obstáculo para nuestra determinación.

Primero, aprovechamos para lavar nuestra ropa cerca del supermercado, donde encontramos diversos servicios para mantenernos impecables a pesar del clima desafiante del sábado. Con nuestras botas y impermeables, enfrentamos el día con toda nuestra energía.

Aunque la lluvia cesaba de vez en cuando, no fue hasta el inicio de Metallica que finalmente encontramos un respiro. El lodo se hizo presente en el festival, pero gracias a nuestra resistente casa de campaña, logramos dormir como bebés esa noche.

Te compartimos algunos momentos del tercer día.

Aunque entristecidos por ser el último día, nos levantamos en el cuarto día del festival con anhelo y deseo de prolongarlo, pero decididos a exprimir al máximo esta última jornada. Nuestro objetivo era capturar todo lo que aún nos quedaba por documentar.

Creemos firmemente que el éxito de un festival es compartido 50/50: la mitad depende de los asistentes. Nos impactó la calidad y calidez del público, su respeto y camaradería, y por supuesto, la fiesta. Para esta última noche, una simple bocina y una carpa bastaron para crear un ambiente espectacular.

Y no podemos omitir las reuniones clandestinas post-festival, como el famoso “Macumba”, una comunión de Hellbangers en busca de un último festejo. Aunque ajeno al festival y organizado por los campistas, la organización del Hellfest proporciona seguridad para estas aclamadas celebraciones nocturnas.

Curiosamente, descubrimos este festejo por casualidad al buscar un lugar para nuestra carpa, cerca del epicentro de Macumba. Allí conectamos con hermanos hispanohablantes, brindando juntos durante nuestra última noche en el festival. Fue un evento memorable que siempre atesoraremos como un hito en nuestras vidas, más que un evento, fue una experiencia que jamás olvidaremos.

En resumen, queremos rendir homenaje a la frase “los sueños se hacen realidad”, porque con esfuerzo, disciplina y dedicación, hemos vivido momentos que una vez solo imaginamos mientras escuchábamos “Ride the Lightning” en un autobús. El Hellfest no fue solo eso, fue una meta que ahora forma parte de nuestros más preciados recuerdos, los cuales quizás algún día compartamos con nuestros nietos.

El Hellfest es un cúmulo de experiencias, recuerdos y vivencias donde uno puede ser auténtico y ser entendido aunque no se hable el mismo lenguaje, sino el idioma del corazón.

Esperamos con ansias dar la bienvenida a nuevos miembros de la resistencia que aún no han tenido la oportunidad de vivir esta experiencia única en el Hellfest. Es posible, siempre es posible.

Si tienen preguntas o planean asistir en el futuro, no somos expertos pero estaremos encantados de ayudar en lo que podamos.

Gracias por estar aquí, sigamos impulsando el rock y el metal. ¡Un abrazo!

PD. Documentamos todo, esperen nuestro video lml






Audiófilo apasionado, diseñador digital, programador e ingeniero en automatización. Amante de los motores ruidosos, devoto de la ciencia ficción y entusiasta de la cultura japonesa.

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